La
Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el
Caribe (CEPAL), Alicia Bárcena, aseguró que Venezuela no atraviesa una
crisis humanitaria. Las declaraciones de la funcionaria de la CEPAL se
produjeron durante la XIII Conferencia Regional sobre la Mujer de
América Latina y el Caribe.
La posición de la funcionaria de la CEPAL revela el peso de los
gobiernos latinoamericanos que todavía apoyan al régimen de Maduro, así
como los llamados países no alineados que también hacen causa común con
este. Ello cobra relevancia dada las aspiraciones de la citada
funcionaria, quien aspira a ser designada como Secretaria General de la
ONU y necesita los votos de Maduro y sus aliados, en caso de que el
gobierno mexicano decida postularla para el cargo citado. La burócrata
en cuestión viene desde hace tiempo reptando a través de la intrincada
madeja de organizaciones que hacen vida en la ONU. Como todos sabemos,
cuando uno se dedica a esta nada fácil labor de trepar, debe hacerlo
sobre otros y haciéndose de la vista gorda frente a algunos hechos
escabrosos. Pero en este caso particular, indigna que la Sra. Bárcenas
lo haga haciendo caso omiso del costo en vidas humanas de la crisis
humanitaria venezolana.
La posición de la funcionaria de la CEPAL contrasta con la del actual
Secretario General de la ONU el coreano Ban Ki-moon, quien ha
reconocido en forma explícita la existencia de una crisis humanitaria en
Venezuela. Igualmente el Fondo Monetario Internacional (FMI), varias
ONGs y medios de prensa internacionales vienen alertando sobre esta
situación. Medios como CNN, normalmente cuidadosos de no herir la
sensibilidad del gobierno venezolano por las repercusiones que esto
podría tener en la entrada de sus reporteros al país, han aceptado la
existencia de una crisis humanitaria, dada la apabullante masa de
evidencias arrojadas por medios como Wall Street Journal y ONGs como
Human Rights Watch (HRW).
La ONG Human Rigths Watch (HRW) envió sus representantes a Venezuela,
quienes elaboraron un minucioso informe sobre la crisis humanitaria del
país, con la ayuda de médicos y otros miembros del personal sanitario
de Venezuela. Señala el informe de HRW que “una encuesta independiente
realizada por una red de más de 200 médicos en agosto de 2016 determinó
que el 76 por ciento de los hospitales públicos no tienen los
medicamentos básicos que, según aseveraron los médicos, deberían estar
disponibles en cualquier hospital público en funcionamiento, incluidos
muchos que figuran en la Lista de Medicamentos Esenciales de la
Organización Mundial de la Salud (OMS). Esto supuso un incremento
respecto del 55 por ciento de los hospitales que estaban en esa
situación en el 2014, y del 67 por ciento en 2015”.
La carencia de medicamentos en los hospitales es un reflejo del
desabastecimiento generalizado de medicinas en las farmacias. “En junio,
el presidente de la Federación Farmacéutica de Venezuela calculó que el
85 por ciento de los medicamentos que deberían encontrase en farmacias
privada no estaban disponibles o eran difíciles de conseguir, lo cual
supone un aumento respecto al 2014, cuando los faltantes alcanzaban el
60 por ciento”.
La escasez de medicamentos afecta en particular a los pacientes con
enfermedades crónicas quienes no pueden acceder a los fármacos que
aliviarían sus dolencias. Por otro lado los médicos venezolanos
informaron a HRW que la escasez impide la realización de procedimientos
médicos como cirugías y limita los tratamientos a los pacientes en los
hospitales públicos.
El gobierno no publica las estadísticas sobre salud lo que impide
determinar la magnitud de la crisis. Sin embargo, HRW tuvo acceso a
informes del Ministerio de Salud que revelan que la tasa de mortalidad
materna se ha incrementado significativamente, ascendiendo a 130,7
muertes por cada 100.000 nacimientos, la cual era un 79% superior a la
de 2009 que era de 73,1. Entre 2003 y 2008 la tasa osciló entre 49,9 y
64,8%.
Un segundo informe interno de Ministerio de Salud consultado por HRW
indica que la tasa de mortalidad infantil de Venezuela, correspondiente a
los primeros cinco meses del 2016, fue de 18,61 muertes por cada mil
nacidos. Esta cifra es 21% más alta que la tasa de 15,4 informada por el
gobierno a la ONU en 2015, y un 45% más alta que la tasa de 12,8
informada para el 2013. La tasa de mortalidad infantil fue de 11.6 en
el 2011 y 11,8 en el 2012. La cifra más reciente de mortalidad infantil,
18,71 muertes por cada mil nacidos, es mayor que la tasa de mortalidad
infantil de Siria, un país en guerra, que la UNICEF estima en 15,4
muertes (dato difundido por Wall Street Journal).
El informe de HRW también abordó la escasez de alimentos y sus
representantes pudieron constatar las largas colas que debemos hacer los
venezolanos periódicamente para abastecernos de los alimentos básicos.
La escasez limita seriamente la ingesta alimentaria, en particular de
los sectores de bajos ingresos.
Ante esta crítica situación, el gobierno venezolano se ha negado a
reconocer la magnitud de la misma y ha bloqueado las iniciativas para
obtener ayuda internacional. HRW contactó a cinco personas que trabajan
para organizaciones de ayuda humanitaria que relataron los graves
obstáculos que enfrentan para trabajar en Venezuela. La ONG pudo
constatar el clima de intimidación que opera en el país contra todo
aquel que se atreva a denunciar la gravedad de la crisis humanitaria,
trátese de funcionarios de ONGs o personal que labora en la red
sanitaria pública. Estos últimos, sufren despidos y llegan incluso a ser
agredidos físicamente por denunciar la carencia de insumos en los
hospitales o participar en protestas reclamando tales carencias, como ha
sucedido en el Hospital Central de Maracay en varias oportunidades.
Ante esta situación, HRW ha sido particularmente activa exigiendo a
la OEA la aplicación de la Carta Democrática para presionar al gobierno
de Maduro a fin de que acepte la ayuda internacional. También ha
recurrido al Papa Francisco con propósitos similares.
Si la trepadora mexicana logra su propósito de ser elegida como
Secretaria General de la ONU, los venezolanos pasaremos un trago amargo
viendo como el organismo procede a reconocer el denodado esfuerzo de
Maduro y su gobierno, por mejorar las cifras de mortalidad materna e
infantil, negando la existencia de una crisis humanitaria, desdiciendo
al actual Secretario Ban KI-moon y las evidencias aportadas por ONGs y
medios de prensa internacionales.
Profesor UCV
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